4.7 Valoración
económica de los servicios ambientales
El poner un precio a los bienes que nos proporcionan los
ecosistemas es posiblemente una buena herramienta para la conservación de la
naturaleza, ya que darles un
valor monetario nos hace más evidente su importancia.
Muchos esfuerzos locales, nacionales e internacionales se están
haciendo en esto, incluso la ONU tiene un proyecto en marcha desde hace algunos
años con este objetivo llamado TEEB.
Sin embargo, al ponerle un precio a los servicios de los ecosistemas se corre el riesgo de permitir su mercantilización, o lo que es lo mismo, abrir la posibilidad a la compra-venta de los servicios, y con esto propietarios de los mismos.
Sin embargo, al ponerle un precio a los servicios de los ecosistemas se corre el riesgo de permitir su mercantilización, o lo que es lo mismo, abrir la posibilidad a la compra-venta de los servicios, y con esto propietarios de los mismos.
Pero ¿cómo ponerle precio al aire limpio, a la pureza del agua o
a la regulación del clima?, ¿es posible medir el valor de estos servicios en
Euros? , estos son solo algunos de los servicios ambientales más obvios, pero
la fertilidad del suelo, la absorción de carbono o incluso la fertilización de
plantas u hortalizas por insectos ¿cómo medir eso? Imagínate que te cobren por
el aire limpio que te proporciona el parque El Retiro.
Han existido diferentes esfuerzos para poner precio a algunos servicios
ambientales que han derivado más en
un especie de impuestos por mala práctica ambiental, impuestos a empresas por
contaminar, mercados de carbono, incentivos a la inversión verde, pero estos
han tenido (afortunadamente quizá) un impacto muy limitado.
Un sabio dijo: “todo necio confunde el valor con el
precio”, si nosotros no comenzamos a valorar las cosas en lugar de
cotizarlas, cualquiera podrá comprarlas, y dejaremos ese bien público al
criterio de un privado.
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